¿Qué son los cuentos tradicionales?
Término genérico
que engloba varios tipos de narraciones de tradición oral en todo el
mundo. Como manifestación del folclore, los cuentos tradicionales se
han transmitido de generación en generación, sufriendo con el
tiempo muchas alteraciones debido a las incorporaciones o
eliminaciones que realizaban los narradores. Durante este proceso de
difusión cultural algunos se escribieron, como hizo don Juan Manuel
con Doña Truhana (La lechera), pasando de nuevo a la transmisión
oral, que es el rasgo fundamental de los cuentos tradicionales y de
toda la literatura popular.
En general, los
principales tipos de cuentos tradicionales, los mitos, las leyendas y
los cuentos fantásticos, se intercambian entre sí y se refieren a
cualquier tipo de narración ficticia producto de la imaginación.
Sin embargo, para los eruditos del folclore cada uno de estos tres
tipos representa una forma característica de este género. Otros
tipos son los cuentos de animales y fábulas, las patrañas o relatos
fantásticos, las anécdotas y chistes, el grupo formado por cuentos
reiterativos, retahílas (como los cuentos de nunca acabar) y fábulas
cantadas, cuya narración incluye canciones o rimas. Véase también
Balada.
Investigación de
los cuentos tradicionales
A comienzos del
siglo XIX, los filólogos alemanes Jacob y Wilhelm Grimm publicaron
Cuentos para la infancia y el hogar (2 volúmenes, 1812-1815)
animando a muchos escritores de otros países a recopilar y publicar
materiales similares de sus propios pueblos, como el escocés Andrew
Lang y el escritor danés Hans Christian Andersen. Los hermanos Grimm
observaron muchas semejanzas entre los cuentos europeos y los de
otros continentes.
La mayor parte de
los eruditos del siglo XIX se centró en detallar estas semejanzas,
pero, en general, ignoró el extenso acervo de los folclores
africano, oceánico y de los indígenas americanos, que existían al
margen de la tradición indoeuropea, e investigaron sólo en aquellas
partes del mundo que creyeron las más importantes. Así, los
hermanos Grimm postularon un origen común de los cuentos
tradicionales; el filólogo alemán Theodor Benfey y el escritor
escocés William Clouston sostuvieron que los cuentos se habían
difundido gracias a los viajeros que emigraran de la India hacia
Oriente y Occidente. Estas teorías, sin embargo, han resultado ser
incompletas o incorrectas, a pesar de que las investigaciones de
estos y otros estudiosos estimularon, en gran medida, el interés por
el folclore y por los cuentos tradicionales. Max Muller, erudito
alemán, sostuvo que los mitos se originaron cuando el sánscrito y
otras lenguas antiguas empezaron a declinar, opinión que rebatió el
clasicista y folclorista escocés Andrew Lang. Los cuentos
tradicionales empezaron a ser objeto de una atención más detenida a
partir de la inmensa popularidad que alcanzó La rama dorada (1890),
obra de doce volúmenes del antropólogo británico James George
Frazer, y que contribuyó a estimular la investigación.
Más recientemente,
los investigadores, muchos influidos por el antropólogo
germano-estadounidense Franz Boas, han profundizado en el estudio del
folclore y recogido los cuentos de todas las partes del mundo.
Algunos, siguiendo las directrices del folclorista finlandés Antti
Aarne y del estadounidense Sitih Thompson, han realizado estudios muy
completos, geográficos e históricos, de todas las variantes
conocidas de los cuentos más extendidos, tratando siempre de
descubrir y catalogar los tipos y temas básicos. Aarne realizó un
catálogo en 1910 que Thomson amplió y tradujo en 1928. Este
catálogo se convirtió en el índice que clasifica los argumentos de
muchos cuentos tradicionales. El índice temático de Thompson
cataloga los elementos narrativos tales como los objetivos, animales
característicos, ideas, acciones o personajes, que aparecen en los
cuentos tradicionales. Como resultado de la obra de los
investigadores, pocos folcloristas creen en la actualidad que exista
una teoría que sea satisfactoria para explicar las semejanzas y
variaciones en los cuentos tradicionales y el folclore mundial.
Algunos autores
modernos y críticos literarios, muy influidos por el psicoanálisis
de Sigmund Freud y Carl Jung, otorgan al mito una acepción más
amplia de lo habitual. La palabra mito se utiliza para referirse a
símbolos y temas que comparten todos los pueblos en todo el mundo y
que se sirven de lenguaje común para expresar las ideas, los valores
y las emociones. Cuando se emplea en este sentido, el mito no se
diferencia mucho de la leyenda o del cuento fantástico, o incluso de
géneros literarios como novelas y dramas, consideradas como formas
más recientes adoptadas por la necesidad de los tiempos para
expresarse a través de los mitos.
Otras formas de
cuentos tradicionales
Existen otras formas
de cuento tradicional muy extendidas por todo el mundo. Los relatos
de animales se engloban en dos categorías principales: los
protagonizados por animales que pueden hablar y se comportan como
seres humanos, y aquéllos en los que las cualidades humanas de los
animales son simplemente una convención que se acepta durante el
curso de la narración; así sucede en los ciclos medievales de
animales (por ejemplo, los cuentos de Reynard the Fox) o en las
fábulas, que se caracterizan por su moraleja. Cuando no son
mitológicos, los cuentos de animales cumplen una función de sátira
social o política, encubierta por la narración literaria.
A pesar de que son
muy conocidos en Europa y Asia, los cuentos fantásticos, patrañas
que el narrador no cree pero que se supone engañan al ingenuo
interlocutor, se asocian sobre todo a la frontera estadounidense
donde las historias del Oeste se presentaban como verídicas ante los
habitantes de las ciudades. Confiaban en el efecto cómico producido
por la incongruencia entre la sobria narración y los elementos
fantásticos que contenían. Aparecían dos protagonistas cuyos
rasgos característicos se intercambian con frecuencia: El duro, un
camorrista fanfarrón, mal hablado y bebedor, y El yankee, un
comerciante astuto que bajo su aspecto anodino resultaba ser un
pillo.
Los cuentos de
fórmula reiterativa incluyen las historias interminables o los
cuentos de nunca acabar; los cuentos acumulativos, que parten de una
frase básica a la que se van añadiendo otras nuevas (por ejemplo,
el famoso A mi burro le duele la garganta), y los cuentos con un
final inesperado, que abarcan desde las historias serias o ingeniosas
a los juegos de palabras. Muchos de estos cuentos, como las patrañas,
están relacionados con la gran cantidad de chistes y anécdotas
graciosas que circulan en todas las sociedades. Este género
comprende un amplio material, tanto lineal como equívoco, desde
retratos sobre gente ignorante y loca, encuentros sexuales y
confusiones producidas por equívocos lingüísticos o dialectos
diferentes, como los modernos chistes malos.
Los cuentos cantados
o recitados, otra forma de cuento tradicional oral, fueron muy
populares en la región del Caribe. Se trata de historias, a menudo
un cuento de animales o un Märchen, con una canción o estribillo
intercalada en la narración oral.
El papel del cuento
tradicional
Los seres humanos
siempre han sido contadores de cuentos, y allí donde no tuvieron una
Biblia, libros de historia, novelas o relatos han formado a las
generaciones más jóvenes con historias conservadas en su memoria,
ya fueran personales, familiares, del clan o de la sociedad más
amplia, y se han entretenido al amor de la lumbre con diversos tipos
de cuentos tradicionales. Esta función social sigue viva: en la
actualidad se practica tanto en la escuela, bien de manera oral bien
a través de la literatura infantil —que ha recogido por escrito y
en distintas versiones los cuentos tradicionales de todo el mundo—,
bien en las familias o comunidades siempre que una persona mayor
cuente una historia relacionada con la familia o un hecho histórico
vivido personalmente y matizado por su experiencia.
Material extraído
del: Revista Enfoques Educativos
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